sábado, 14 de abril de 2018

Filosofía, Fines y Objetivos de la Educación





La filosofía educativa sufrió pocas variaciones en la era de Trujillo. Como estaba planteada, podía servir a cualquier fin. Una de sus características era la orientación religiosa, presente en la educación desde la época de la colonia, cuando se establecieron los principios de la civilización cristiana y la tradición hispánica.

Trujillo valoró la educación fundamentalmente con sentido utilitario, tal como lo expreso con la creación de la escuela de artes y oficios y de la economía domestica. En uno de sus discursos expreso el deseo de que los planteles produjeran “generaciones de hombres prácticos, metódicos, disciplinados y valientes. Sus ideas permearon el que hacer educativo, provocando que el régimen disciplinario en los centros docentes fuera riguroso, similar al que predominaba en las academias militares y en los cuarteles; una prueba de que su palabra dejaba su impacto en la filosofía educativa de la época. Las filas eran retas, estrictamente organizadas por grados y según la talla de los alumnos. Las hacían a la entrada del plantel para el izamiento de la bandera y al finalizar la labor para bajarla. El uniforme que vestían los escolares era impecable. La numerosa marcha en la que tenían que participar, muchas en honor del “jefe” (vocativo que se utiliza para significar el poder casi absoluto de Trujillo), son muestras palpables de cómo las ideas del dictador influyeron en la vida escolar “la disciplina escolar en la era de Trujillo fue severa, en la escuela se reflejaba la dictadura” (Santo, 1993).

Trujillo recibió el titulo de primer maestro dominicano, y su presencia aparecía, en diferentes formas, en los cantos y textos escolares. Su biografía estaba insertada en la portada de los cuadernos escolares, y la de sus hijos en las estampillas que se usaban en la libreta de la cooperativa de ahorro escolares, organismo al que todo estudiante tenía que pertenecer. El hecho de que la escuela fuera un medo utilizado por la dictadura para perpetuarse en la conciencia del dominicano, se puede apreciar en la cartilla cívica, usada como libro de texto a nivel nacional. En una de sus páginas expresa lo siguiente: “después de muchos años de desgracias, termina la fatalidad del desorden, es tiempo de que pensemos mejor y que busquemos hacer la felicidad del pueblo dominicano, por medio de la rectitud, la libertad y el trabajo”.  Como se puede observar, las iniciales de tres palabras claves  del anterior enunciado corresponde a las del nombre del dictador: Rafael Leonida Trujillo.
En otra página de la cartilla se lee lo siguiente: “como se ve coma, el presidente trabaja inmensamente para la felicidad del pueblo. El mantiene la paz, sostiene las escuelas, protege el trabajo en todas formas, ayuda a la agricultura, ampara las industrias, conserva y mejora los puertos, mantiene los hospitales, favorece el estudio y organiza el ejercito parea garantía de todo ciudadano ordenado”.

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