La filosofía educativa sufrió
pocas variaciones en la era de Trujillo. Como estaba planteada, podía servir a
cualquier fin. Una de sus características era la orientación religiosa,
presente en la educación desde la época de la colonia, cuando se establecieron
los principios de la civilización cristiana y la tradición hispánica.
Trujillo valoró la educación
fundamentalmente con sentido utilitario, tal como lo expreso con la creación de
la escuela de artes y oficios y de la economía domestica. En uno de sus
discursos expreso el deseo de que los planteles produjeran “generaciones de
hombres prácticos, metódicos, disciplinados y valientes. Sus ideas permearon el
que hacer educativo, provocando que el régimen disciplinario en los centros
docentes fuera riguroso, similar al que predominaba en las academias militares
y en los cuarteles; una prueba de que su palabra dejaba su impacto en la filosofía
educativa de la época. Las filas eran retas, estrictamente organizadas por
grados y según la talla de los alumnos. Las hacían a la entrada del plantel
para el izamiento de la bandera y al finalizar la labor para bajarla. El uniforme
que vestían los escolares era impecable. La numerosa marcha en la que tenían que
participar, muchas en honor del “jefe” (vocativo que se utiliza para significar
el poder casi absoluto de Trujillo), son muestras palpables de cómo las ideas
del dictador influyeron en la vida escolar “la disciplina escolar en la era de
Trujillo fue severa, en la escuela se reflejaba la dictadura” (Santo, 1993).
Trujillo recibió el
titulo de primer maestro dominicano, y su presencia aparecía, en diferentes
formas, en los cantos y textos escolares. Su biografía estaba insertada en la
portada de los cuadernos escolares, y la de sus hijos en las estampillas que se
usaban en la libreta de la cooperativa de ahorro escolares, organismo al que
todo estudiante tenía que pertenecer. El hecho de que la escuela fuera un medo
utilizado por la dictadura para perpetuarse en la conciencia del dominicano, se
puede apreciar en la cartilla cívica, usada como libro de texto a nivel
nacional. En una de sus páginas expresa lo siguiente: “después de muchos años de
desgracias, termina la fatalidad del desorden, es tiempo de que pensemos mejor
y que busquemos hacer la felicidad del pueblo dominicano, por medio de la
rectitud, la libertad y el trabajo”. Como
se puede observar, las iniciales de tres palabras claves del anterior enunciado corresponde a las del
nombre del dictador: Rafael Leonida Trujillo.
En otra página de la cartilla
se lee lo siguiente: “como se ve coma, el presidente trabaja inmensamente para
la felicidad del pueblo. El mantiene la paz, sostiene las escuelas, protege el
trabajo en todas formas, ayuda a la agricultura, ampara las industrias,
conserva y mejora los puertos, mantiene los hospitales, favorece el estudio y organiza
el ejercito parea garantía de todo ciudadano ordenado”.
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